Ventura Cota y Borbón III
El 13 de abril próximo pasado el
Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radio y la Televisión (STIRT)
fue puesto a prueba y ¡reprobó!
Bueno, en realidad quien fue
exhibido como un “líder” chaparro, romo, en momentos autoritario y ramplón, fue
el dirigente de esa asociación Ricardo
Acedo Samaniego.
En la medición de fuerzas contra
el señor Sergio Romano –ex
editorialista de la cadena Telemax-, el sonorense Acedo Samaniego salió perdiendo
y lo peor, en su retractación se vio medroso y laxo.
Sergio Romano regresa pronto a
las pantallas de la televisión e incluso a los micrófonos radiales (es posible
que ya esté, incluso), evidenciando con ello que la “autoridad” de una entidad
en apariencia tan poderosa, cual fiero mastín le peló los dientes.
La otra situación que pudo
presentarse, es que ante tan grande estulticia vomitada por Romano, Acedo
Samaniego se vio en la necesidad de armar un “pancho” para que dijeran que el
STIRT no permitiría exabruptos de ese tenor (de hecho lo insinuó el lidercillo).
Pero lo malo, es que ese “pancho” no se sostuvo al menos un tiempo razonable
para que la gente dijera que la cosa iba en serio. Muy pronto desfacieron el
entuerto.
Ricardo Acedo Samaniego se vio
inquisidor, decimonónico, autoritario. Pero a la misma vez cobarde,
entregado, pusilánime, blandengue. Un juez, jurado y verdugo.
Y es que en realidad si el STIRT
quisiera poner orden en todos sus agremiados, material hay de sobra.
Simplemente y sin buscar mucho, aquí en el pueblo hay dos o tres medios
radiofónicos que se “salen del calzón” y a éstos ni con el pétalo de la rosa lo
molestan. ¿Existirá alguna razón en especial? Creo que sí y se llama también
RICARDO.
He dicho.