Por Ventura Cota y Borbón III
Antes de empezar a expresarme con respecto a la visita del
papa Francisco a México, quiero decir que ésta no va con insanas intenciones o
incluso con un ápice de sarcasmo. Para aquellos-aquellas que se sientan ofendidos-ofendidas,
desde ya, ofrezco la disculpa a priori. Soy tolerante, ateo e hijo de la
fregada, precisamente por esa razón, respeto la forma de pensar de cada quien,
y por tanto exijo sea respetada también mi opinión, esté o no equivocada. ¿Enterados?
Insisto en la pregunta que encabeza este bodrio: ¿A qué
viene el Papa a México? ¿Qué beneficios traerá a la población en general, es
decir, a aquella que le importa un cacahuate su visita? ¿Quién paga el dineral
que se gastará en tan breve peregrinaje?
¿Quién cree usted que costeará el viaje del Papa?
Adivinó: el gobierno de cada entidad visitada. O sea, la Iglesia no soltará ni
para las tortas, a pesar de que en el papel es su “santa” obligación.
El papa Francisco está haciendo su trabajo y no es
culpable de tanto desparpajo económico. Sí es responsable, mas la chamba del
Pontífice es esa precisamente: dar “consuelo” al desprotegido...(agregue usted
el adjetivo que crea conveniente).
México se ha caracterizado por tener subordinado al
pueblo a través de distintos medios y uno muy importante, después de la fuerza
del Estado, es el sometimiento religioso.
El Papa en su llegada al país no encontrará sólo peras en
dulces, ya hay grupos antagónicos que repudian su entrada y sobre todo, lo
ocioso –según su muy particular comentario-, del viaje de marras. Pero en
general, la población lo recibirá con entusiasmo, sobre todo el presidente Enrique Peña Nieto, a quien le viene a
apaciguar un poco el “rebaño”.
Si Jesucristo viviera, ya le habría cortado los redaños a
esos que se presentan como redentores –irredentos--, del mundo, porque no creo
que el Papa sea el representante de Dios en la tierra, ni en esencia siquiera.
En fin, hablar sobre estos temas siempre será
controversial por la naturaleza de los mismos. Sin embargo, con el derecho que
me arrogo como dueño de mi comentario, creo que la visita papal no es necesaria
ni para México, ni para ningún otro lugar del mundo. En el caso del país, es
dinero que puede emplearse en algo verdaderamente ÚTIL; pero para los
gobernantes es mejor invertirlo en nimiedades, y eso representa para ellos un
negociazo en muchos sentidos. Es indubitable.
He dicho.