lunes, 12 de mayo de 2014

Hora de la siesta: la “justicia” sigue dormida

Ventura Cota Borbón
La noche de ayer domingo y ante la escasa asistencia de público, terminó el 4to. Festival Internacional de Cine en el Desierto con un par filmes, uno de ellos por cierto poco “entendible”, monótono e incluso a ratos somnoliento –Hiroshima-, y el otro, el estelar –La hora de la siesta, que trata la historia del crimen ocurrido el 5 de junio en Hermosillo en 49 infantes--, bastante digerible.

Hiroshima, para mi gusto en un largometraje sin contenido ni mensaje, por ello ignoro la razón del porqué hayan puesto en escena esa película tan rara. El director, Pablo Stoll, quien participó el sábado con otro filme más o menos por el estilo (3), creo allí le falló. Es obvio que hay más películas y directores en Uruguay, sin embargo el cuestionamiento queda en el aire.
 
Sobre el documental “La hora de la siesta”, sólo lo puedo describir como una denuncia que no debe quedar en sólo eso, sino ir más lejos e incluso traspasar las fronteras para que el crimen ocurrido hace casi un lustro, no quede en la impunidad ni en el olvido.

Aunque para este cortometraje estuvo anunciada la presencia de la directora del mismo, Carolina Platt, no pudo asistir por motivos personales, sin embargo quien sí pudo acompañarnos, fue Abraham Freijo, padre de la niña Emilia, quien pereciera en el incendio, líder del “Movimiento 5 de Junio” y participante del documental.

Pudimos platicar con él y dio respuesta muy amplia a tres preguntas que éste remedo de periodista le formuló:

¿Crees en la justicia mexicana? ¿Ya perdonaste a quienes consideras responsables del artero asesinato? ¿Qué debemos hacer los ciudadanos para que no tengamos que ir a exigir justicia en tribunales extranjeros?

“La corrupción y el encubrimiento son dos factores que han sido protagonistas en esta tragedia. Por supuesto que no creo en la justicia mexicana, por ello hemos acudido a tribunales extranjeros para buscar que lo que aquí no lograremos, cuando menos exista la esperanza que con su intervención [de los tribunales] se llegue a un resultado: Justicia”, dijo el padre de Emilia.

Comentó que no se puede vivir con odio, “Cuando leí el expediente y una declaración decía que la encargada de cierto grupo de niños, en lugar de auxiliarlos, se abrió paso para salir…Imaginen el dolor, el dio, el rencor…por ello desde hace tiempo en lo personal no abrigo ese sentimiento y mejor lo encauzo en obras que ayuden a que no se repita ese infausto acontecimiento”, dijo Freijo.

Y con respecto a mi última pregunta, respondió que los ciudadanos, además de seguir en la exigencia de justicia en todos los ámbitos, en el caso del documental, servirá para que el mundo conozca de esa tragedia, que no vuelva a repetirse por ello, en fechas próximas se exhibirá en Michoacán, en Guadalajara, en Amsterdam y en Nueva York.  

En fin, el documental “La hora de la siesta” paradójicamente evidencia que la justicia que esperan esos padres y madres de los pequeños siniestrados permanece en una siesta eterna porque voluntad de hallar resultados que indiquen un desenlace, no será posible. 

Este 5 de junio que se avecina, sólo mostrará una  vez más una fecha que recordará cómo la corrupción combinada con la impunidad y el poder han valido y seguirán teniendo más valor que la vida de 49 infantes fallecidos y 70 niños marcados por las secuelas.

El 5 de junio de 2009, nos sigue lastimando. Han pasado casi cinco años de la hora de la siesta, ya es momento que despertemos. ¿Cómo? He allí la gran incógnita.