Ventura Cota Borbón
La
verdad es que se siente “feo” cuando por las circunstancias que sean, de pronto
–aunque puedas esperarlo-, tienes que recoger las cosas personales que durante
varios años compartieron la cotidianidad junto a ti en un breve espacio de lo
que fue tu oficina y echar todos esos recuerdos en una caja de cartón. Hoy, en
estos momentos en que pergeño este último escrito en la computadora que se me
prestó cuando asumí la dirección de la revista Sin Límite Avante, sentimientos
muy adversos me invaden.
El
ciclo que alguna vez en la década pasada inicié en este bi-hebdomadario, para
mí oficialmente terminó hoy. Y lo repito sin ambages, se siente “gacho”. Como que dejas
parte de tu vida, parte de ti, parte de tu alma. Siempre y cuando exista –como
en mi caso, perdonando la soberbia-, entrega absoluta al proyecto.
Debo
admitir que a pesar de estar ya en los medios de comunicación de manera
precaria, fue en Sin Límite Avante en que salí de la clandestinidad y mi
desprestigio como comunicador salió a la luz. (Iba a escribir prestigio, pero
esa palabra en el periodismo, ya está prohibida, es un término decimonónico).
Lo que quiere decir llanamente, que fue en esa bendita revista en la que para
bien o para mal, muchos me conocieron.
Quisiera
mencionar a todos aquellos amigos periodistas y trasuntos de escribanos todo el
agradecimiento de estar en las buenas y malas conmigo, pero ante la falla de
mis neuronas, no quiero dejar a nadie en el olvido. Sería muy injusto de mi
parte. No quiero irme y dejar sentidos a algunos. No es mi intención hacer más
detractores. Tampoco lo fue cuando di mis pinitos en esto de comunicar -20 años
después no lo he logrado-, Si no llegué a hacer amigos, cuando menos tampoco
enemigos. Si los tengo, la verdad no sé a ciencia cierta quiénes componen ese
“selecto” grupo. Sin duda una cáfila que no me gustaría arrostrar en estos
momentos de incertidumbre.
En
honor a la verdad, debo escribir, que sí hice bastantes amigos, quizás de modo
involuntario, pero los hice. De hecho uno de ellos, me ha hecho la deferencia
de conservar esta amistad a pesar de las desigualdades muy evidentes. Amigo, tú
sabes que a ti te lo digo.
Me
voy no por gusto, sino porque la revista
ya es económicamente INSOSTENIBLE. Para nadie es un secreto que salvo sus raras
excepciones, pocos son los medios que subsisten sin el apoyo oficial, y en el caso de la revista este
patrocinio, aunque soportado bajo los hombros del empresario mueblero Esteban Terrazas Aguirre –a quien en su
momento agradecí la oportunidad-, no fue mucho tiempo más el que pudo sostenerlo.
De hecho el último año, fue un acto de valentía, por decirlo de alguna manera,
el que hayamos salido ininterrumpidamente quincena tras quincena.
¿A
qué se obliga un medio de comunicación que es patrocinado por los gobernantes o
políticos en turno? La respuesta usted amigo lector la puede inferir
fácilmente, no quiero faltar al respeto escribiéndola en este espacio. Un
medio de comunicación por más poderoso que sea o se crea, está subyugado por
los intereses mezquinos de los poderosos. De los presuntos dueños del dinero,
pero que con su actitud combinado con el abyectismo de los “comprados” hacen
que el romanticismo de antaño, que la labor primordial para lo que fueron
creados, se pierda. Ni modo, es algo que cuando llegué ya estaba y no pretendo
justificar el hecho, sino lo apunto para que no quede duda de que
conscientemente cualquiera lo acepta por las razones que sean.
¿Incertidumbre
ante el futuro próximo inmediato? Por supuesto. Soy un hombre que ya rebasa el
medio siglo y con evidente disminución física, eso aunado a que la mayoría de
las empresas prefieren la juventud sobre la experiencia, me ubica en un plano
muy desfavorable. Pero jamás he claudicado ante los retos impuestos, y éste -el
desempleo-, aunque es uno mayúsculo, no me amedrenta. Sé trabajar en lo que
sea, siempre en las lides lícitas, jamás rebasaré lo que la moral en el papel
indique y aunque la meta se mira lejana, también colijo que otros aires con
buenaventura podrán conducirme de modo favorable.
Cuando
por circunstancias ajenas a mí llegue a inmiscuirme en el periodismo, jamás
pensé hacer de éste mi modus vivendi,
fue el tiempo y tomar cariño a la profesión lo que finalmente me posicionó
hasta estos días. Debo decir que siempre combiné el periodismo con otras
actividades (docencia y atención de buques a consignación) y eso me dio
ventajas económicas sobre otros compañeros.
No
me voy, me quedo y sobre esto aclaro lo siguiente: muchos de mis amigos saben
porque así lo he manifestado, que desde hace un par de años me tracé un lapso
perentorio para irme como llegue: sin que nadie lo note. Ese tiempo aún discurrirá
quizás un año y medio para complementarse, por ello mientras llegue ese día,
iniciaré a partir de este fin de mes o a inicios del próximo una página o
portal de Internet. El blog que actualmente exploto http://hmpnoticias.blogspot.com, es
limitado, precisamente por mis limitaciones, por eso los invito todavía y
mientras cambio –les avisaré con oportunidad-, a seguirme leyendo en el enlace
mencionado.
En
fin, no quiero agobiarlos con mis insensatas reflexiones. Sé que en la vida
todo tiene un ciclo, la vida misma, y por ello entiendo que el mío en Sin
Límite Avante, terminó.
No
quiero terminar sin antes comentarles que hay algo que dentro de lo
desfavorable de la situación aún tengo: amigos, una hermosa familia y lo más
importante, un nieto que ante los años idos, me inyecta una vitalidad que hace sentir mi juventud a los cincuenta. ¿Qué más puedo pedirle a la vida, si
Dios siempre ha sido generoso conmigo? He dicho.