Ventura Cota Borbón
La cita era a las seis de la tarde de este sábado que pasó y
a esa hora puntualmente estábamos mi esposa Consuelo y yo en la casa de los anfitriones Norma Castro y Eligio
Higuera.
La razón de la reunión fue para arreglar una futura
presentación del próximo disco del poeta declamador costumbrista Bruno Pablos –de la cual hablaré una vez que tengamos los
detalles-, y obviamente pasar una velada que al final se convirtió en bohemia
inolvidable.
Para “romper el hielo”, quien esto pergeña sostuvo una
plática muy agradable con Eligio y el proprio Pablos, de quien admito decirlo,
a pesar de su enorme talento, lo caracteriza una sencillez propia de gente del
campo, por cierto de donde es oriundo.
Hay que decir que hubo una condicionante para asistir a la
reunión mencionada: Norma nos había pedido que cada uno de los invitados
lleváramos algo en lo que pudiéramos demostrar nuestro “talento”.
Por tanto mi guitarra Apple estuvo conmigo, por su parte
Javier Ballesteros se hizo acompañar de una flauta, Carmelita Acosta de un
grueso hato de hojas vírgenes y Alexis de un vademécum del cual sacó, como de
la chistera de un mago, enormes poesías.
Desde luego no podía faltar el bajo de Lalo Pérez, el
instrumental musical del fundador del grupo La
otra España, Juan José Castro; y obviamente la estrella del grupo el
maestro Bruno Pablos, con su
prodigiosa memoria y enorme capacidad de a momentos hacernos reír a carcajadas
y segundos después ponernos tristes hasta las lágrimas.
Debo poner énfasis en que a la tertulia humana se unieron
unos sabrosos bocadillos, un menudo que estuvo en la leña hasta que fue
necesaria su presencia ya en el amanecer del domingo, vinos tintos muy finos de
mesa, ambarinas de dos o tres marcas distintas para gargantas de igual
selección e incluso alguien llegó con una botella de tequila, creo que fue
Manuel.
Y que se desata la parafernalia. Yo, por ser el menos
agraciado en cuestión de talento tuve que abrir la bohemia con una melodía del
compositor guaymense Rosendo Montiel,
llamada “Por qué no fui tu amigo”.
Por fortuna, según percibí, fue del gusto de los presentes puesto que les
arranqué sonoros aplausos -¿o serían por piedad? Después de tres o cuatro
melodías, imbuí de valor a los demás y Norma Castro junto con su “dulcineo”
Eligio, hicieron un dueto que lo envidiaría Carmela y Rafael. No hay que
mencionar que lo hicieron excelentemente bien.
Tocó turno al joven Alexis
Sánchez. Vaya que el muchacho sabe cómo sensibilizarnos. De su repertorio
nos recitó con una dicción muy correcta, una poesía de su propia autoría: A Marlena…
Juan José Castro tomó su turno. Junto a él, su sobrino y
Eduardo Pérez. Está de sobra decir que el profesionalismo de los músicos nos
hizo vibrar. ¡Qué bárbaro! –como diría el profesor Alejandro Ramírez, quien por cierto fue el gran ausente-, la
habilidad del primero mencionado es grande. Su guitarra expelía notas hermosas
al compás del rasgueo y el contagio emocional fue indescriptible.
Por fin llegó la ocasión que todos estábamos esperando: la
interpretación del maestro Bruno Pablos, la verdadera estrella de los
presentes, quienes ante su enorme capacidad y talento, parecíamos unos
aficionados- excepto desde luego “La otra España”.
El maestro Pablos, tal y como lo hace en sus presentaciones
profesionales, nos dio ese respeto y poniéndose de pie, ante una música de
fondo acompañada por Javier Ballesteros, primero y posteriormente por Juan José
Castro, nos deleitó con “El caballito de palo”, poesía inédita que vendrá en su
próximo repertorio. Al final de su interpretación, unos con un nudo en la
garganta y otros con lágrimas salidas espontáneamente, pero todos conmovidos
por el mensaje tan profundo.
Hay que destacar que mientras cada uno de los presentes
tomábamos el turno de brindarnos con nuestro talento –lo escribo sin dejo de
sarcasmo-, la excelsa pintora Carmelita Acosta, plasmaba con pulso firme,
trazos de cada uno de los rostros de los allí presentes. Al final pudimos
comprobar su maestría en ese arte.
La ronda continuó y todos de nuevo cantamos, recitamos,
platicamos, tomamos y cuando llegaba de nuevo el turno de que Bruno Pablos nos
deleitara, era la cereza del pastel. “Yo te convengo Chayo”, “El culto, el rudo
y el raro” –de esta última no estoy seguro el nombre real-, “Santiaguito” y
otras más. El maestro Pablos fue un agasajo para quienes tuvimos la oportunidad
de estar presentes.
El caso es que la noche siguió su curso, los entremeses
continuaron, las bebidas cruzaban la sala, los chascarrillos surgieron, la
camaradería se fusionó más y finalmente, cerca de las tres de la madrugada del
domingo, lo que nueve horas antes había comenzado, se empezó a disipar.
Así como llegamos, sin ambages cada uno de los presentes,
nos fuimos despidiendo con el compromiso de que pronto se repetiría una bohemia
como esa recién vivida, a la que podríamos denominar como inolvidable.
Cabe destacar que antes de todo el “relajo”, se llegó a un
acuerdo entre la organización Foro Cultural 13 de Julio (FOCULT 13), en el cual
en fecha por confirmar del mes de octubre, el maestro Bruno Pablos hará
oficialmente la presentación de su más reciente material –el cual recomiendo
ampliamente porque nos dio una “probadita”-, tentativamente en la terraza del
Hotel Playa de Cortés y será acompañado por el grupo “La otra España”.
De mi parte agradezco el trato tan amable del señor Bruno
Pablos. Sin duda un hombre con gran talento. Y es que como dijo Óscar Wilde en su famosa obra “El retrato de Dorian Gray: “Dios dio a ciertos hombres y mujeres un don
que los hace especiales…”, esa noche, exceptuándome a mí desde luego, todos
evidenciaron ser consentidos de Dios porque todos demostraron un talento que no
se regatea. He dicho.