Ventura Cota Borbón
Me
decía un amigo muy cercano recientemente a raíz de una publicación en la que me acarreó algunas desavenencias: “Si no tienes nada bueno que decir de alguien,
mejor ni lo saques a relucir…”.
Quisiera
escribir o decir algo bueno de Otto
Claussen Iberri, quien funge -¿o finge?-, como presidente municipal de este
destartalado puerto de Guaymas desde septiembre del 2102, pero ante la ausencia
de su presencia, de obra y todo lo encaminado a su obligación como primera
autoridad, definitivamente no hay nada bueno que sacar a “relucir”.
Creo
que con todos los adjetivos y dichos que el buen Tibo escribió acerca del
primer edil guaymense, se queda corto. Le faltó mucho más. Pero finalmente por
algo se empieza.
El
Otto, quien afirmaba que se las comía sin calentar, que aseguraba ser lo máximo
como gobernante porque ya se las sabía de todas, todas [sic] anda –parafraseándolo
y usando su vulgar lenguaje-, valiendo MADRE. En realidad no ha pasado de
perico pobre y hablador.
Desde
que asumió la titularidad del ejecutivo municipal se la ha llevado en
lamentaciones y “lamentándoselas” a otros. Nueve meses no han sido suficientes
para afianzarse como alcalde y sí le ha bastado para ejercer con paradigmática
precisión el oficio de nepotismo, amiguismo y compadrazgos que como se siente lógico,
sólo han beneficiado a sus allegados de los cuales, ninguno vale la pena como
funcionario.
En
el departamento de (in)comunicación social a cuyo frente está una persona que
por lo que se ve no ha dado el ancho, no hace su trabajo, que consiste en
fincar una imagen eufemística al jefe. Y es que en honor a la verdad, sumado a
la incapacidad del titular de esa dependencia, se debe abonar la pésima actuación
del Otto. No se deja ayudar. Así cómo, pues.
Fuera
de ciertos medios de comunicación adláteres y cuya connivencia es más que
evidente además de sumisos al erario del municipio, pocos son quienes se
atreven a contradecir el interregno nada hipotético que encabeza el Claussen.
Para
fortuna de muchos ciudadanos, las redes sociales han sustituido a esos medios
agachones y vendidos, y es a través de éstas –especialmente Facebook-, en que se
ventila la situación real que se vive en el puerto con acontecimientos de
muchos sabidos y que la incapacidad de aquél que se decía saber todo respecto
al gobierno de un municipio, ha resultado ratón de laboratorio.
Después
de todo no debe asombrarnos la ineptitud del alcalde, puesto que en otras responsabilidades
semejantes, ha resultado un mediocre incompetente.
Hay
que aclarar algo al respecto y sobre todo decirlo con mucha convicción: Sobre
lo que escribió el Tibo ayer en este mismo espacio (blog) se comentó extra líneas
que lo hacía dolido porque fue sacado de la nómina municipal. Independientemente
de las razones que haya habido, lo escrito no puede refutarse, de hecho no hay
argumentos que puedan desfacer ese entuerto. ¿O sí, señor Claussen?
Ah y no hay nada personal contra el munícipe. El que tenga cochis que los amarre. He
dicho.