jueves, 20 de junio de 2013

¿Qué hace el Otto?

Ventura Cota Borbón
Me decía un amigo muy cercano recientemente a raíz de una publicación en la que me acarreó algunas desavenencias: “Si no tienes nada bueno que decir de alguien, mejor ni lo saques a relucir…”.

Quisiera escribir o decir algo bueno de Otto Claussen Iberri, quien funge -¿o finge?-, como presidente municipal de este destartalado puerto de Guaymas desde septiembre del 2102, pero ante la ausencia de su presencia, de obra y todo lo encaminado a su obligación como primera autoridad, definitivamente no hay nada bueno que sacar a “relucir”.

Leí con atención ayer, una reflexión que hace el periodista Asención Sánchez Vázquez, mejor conocido como el Tibo, en la que pone como “palo de gallinero” al Nazi Claussen [sic], y francamente no me quedó más que darle la razón.

Creo que con todos los adjetivos y dichos que el buen Tibo escribió acerca del primer edil guaymense, se queda corto. Le faltó mucho más. Pero finalmente por algo se empieza.

El Otto, quien afirmaba que se las comía sin calentar, que aseguraba ser lo máximo como gobernante porque ya se las sabía de todas, todas [sic] anda –parafraseándolo y usando su vulgar lenguaje-, valiendo MADRE. En realidad no ha pasado de perico pobre y hablador.

Desde que asumió la titularidad del ejecutivo municipal se la ha llevado en lamentaciones y “lamentándoselas” a otros. Nueve meses no han sido suficientes para afianzarse como alcalde y sí le ha bastado para ejercer con paradigmática precisión el oficio de nepotismo, amiguismo y compadrazgos que como se siente lógico, sólo han beneficiado a sus allegados de los cuales, ninguno vale la pena como funcionario.

En el departamento de (in)comunicación social a cuyo frente está una persona que por lo que se ve no ha dado el ancho, no hace su trabajo, que consiste en fincar una imagen eufemística al jefe. Y es que en honor a la verdad, sumado a la incapacidad del titular de esa dependencia, se debe abonar la pésima actuación del Otto. No se deja ayudar. Así cómo, pues.

Fuera de ciertos medios de comunicación adláteres y cuya connivencia es más que evidente además de sumisos al erario del municipio, pocos son quienes se atreven a contradecir el interregno nada hipotético que encabeza el Claussen.

Para fortuna de muchos ciudadanos, las redes sociales han sustituido a esos medios agachones y vendidos, y es a través de éstas –especialmente Facebook-, en que se ventila la situación real que se vive en el puerto con acontecimientos de muchos sabidos y que la incapacidad de aquél que se decía saber todo respecto al gobierno de un municipio, ha resultado ratón de laboratorio.

Después de todo no debe asombrarnos la ineptitud del alcalde, puesto que en otras responsabilidades semejantes, ha resultado un mediocre incompetente.

Hay que aclarar algo al respecto y sobre todo decirlo con mucha convicción: Sobre lo que escribió el Tibo ayer en este mismo espacio (blog) se comentó extra líneas que lo hacía dolido porque fue sacado de la nómina municipal. Independientemente de las razones que haya habido, lo escrito no puede refutarse, de hecho no hay argumentos que puedan desfacer ese entuerto. ¿O sí, señor Claussen?

Ah y no hay nada personal contra el munícipe. El que tenga cochis que los amarre. He dicho.