jueves, 25 de octubre de 2012

Padre Nuestro


Ventura Cota Borbón
En la Biblia, en uno de los capítulos –creo que es con San Marcos-, se reza al Dios o al Padre de la siguiente forma:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos el pan nuestro de cada día, perdona nuestros pecados como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden –debería decir debemos perdonar a quienes nos ofenden por que la mayoría somos rencorosos y el perdón sólo lo otorgan los nobles-, no nos dejes caer en la tentación y libéranos del maligno [sic].

Dicha oración por eso me gusta, porque al orar, al pedir es incluyente, no refiere al padre tuyo, al padre de él, al padre de ella, al padre de ellos, al padre mío, alcanza en general al padre de todos: PADRE NUESTRO y quita de tajo la arrogancia del simplismo.

Cada mañana me acostumbré –por sugerencia de un buen amigo a quien por cierto no he visto en algunos meses, mi buen Chava-, al despertar me encomiendo al Buen Padre como yo lo entiendo y Él me entiende y obra como cuestión de fe o psicológica, un manto de paz y tranquilidad sobre mí. Debo decir que a veces me funciona y otras debido a mi negativismo, se va al piso.

En el caso de los Diez Mandamientos o decálogo de la ley de Moisés, no me apego mucho porque son dogmáticos y uno de ellos, exclusivista y misógino. En el orden acostumbrado exige dicha ley que:

1.- Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2.- No pronunciarás el nombre de Dios en vano.
3.- Santificarás las fiestas.
4.- Honrarás a tu padre y a tu madre.
5.- No matarás.
6.- No desearás a la mujer de tu prójimo.
7.- No robarás.
8.- No dirás falsos testimonios ni mentirás.
9.- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10.- No codiciarás los bienes ajenos.

Subrayé el sexto porque también la mujer desea al hombre de su prójimo, entonces, ¿por qué tan cerrado? ¿Fallas del comendador?

Me quiero imaginar cuál sería el curso de la Humanidad si los Diez Mandamientos mosaicos no hubieran sido presentados como un rígido mandato en lugar de ser sugerencias y que cada quien las siguiera como pudiera.

En fin, sigo pensando en la benignidad del PADRE NUESTRO. No tuyo, no mío, no de él, no de ella, no de ellos, es de todos.

Pd: Las mentadas de madre se reciben vía correo electrónico.