miércoles, 24 de octubre de 2012

El hombre de papel

Ventura Cota Borbón
En ocasiones es bueno perderse en entelequias cinematográficas para olvidar las quejumbres cotidianas y ayer me arrogué esa facultad viendo la excelente película “El hombre de papel” con magistral actuación de Ignacio López Tarso, actor que según mi muy personal percepción, ha sido lo más grande que ha dado el país.

La película que menciono, fue filmada en 1963 -año en que quien esto pergeña apenas estaba en el saco testicular de mi padre-, y a pesar de que la he visto unas seis ocasiones, nunca me ha enfadado. Es más, forma parte de mis proyecciones cinematográficas preferidas.

En “El hombre de papel”, López Tarso interpreta a una persona con capacidades diferentes: es mudo, mas no sordo. Una rara situación tomando en cuenta que quien carece del sentido del habla por lo regular también le falla el oído, sin embargo, de acuerdo al filme, es un caso que padece el 3% de la población.

Según la trama, el “mudo” hurgando entre la basura por casualidad encuentra un billete de ¡diez mil pesos! Una cantidad muy respetable en aquellos tiempos, aun ahora lo sigue siendo; ello da pie a que quienes le rodean se sientan de pronto “atraídos” y buscan de mil maneras despojar al indigente de tan valioso hallazgo.

El director de esta película, basado en el libro de Luis Spota titulado “El billete”, hace una gran adaptación y deja entrever en la misma, que el ser humano por antonomasia, es avaro, envidioso y aprovechado de la inocencia e ignorancia de sus semejantes. (Cómo me huele a político).

El mudo, después de una serie de circunstancias de distinta índole, en las que la gente pretende quitarle con engaños el famoso billete, sin quererlo, y después de hacer una defensa implacable contra el despojo, lo entrega “mansamente” a un ventrílocuo (papel interpretado por el sonorense Luis Aguilar), quien a cambio da un muñeco, su muñeco de trabajo (Titino), el cual según él le iba a ayudar con el “habla” y podría darse a entender con facilidad.  

Con voz aguardentosa, el alcohólico ventrílocuo le explica a su víctima que para que el muñeco funcione debe dejarlo descansar doce horas y después darle cuerda…Impaciente el mudo esperó al día siguiente para darse cuenta del engaño.

Sin duda, una joya del cine mexicano y con enorme mensaje que desafortunadamente no captamos y mucho menos llevamos a la práctica porque estamos envueltos en un mundo que se ha vuelto insensible.