Por Ventura Cota y Borbón III
En la década de los setentas, el mundo se convulsionaba con la Guerra de Vietnam, misma que provoca en la juventud un sentimiento pacifista y que tiene en los jóvenes precisamente, una tierra fértil para germinar, manifestándose principalmente, en la moda y en la música. Es la época del peace & love.
Son los años de los conciertos masivos de rock en países como Inglaterra, Estados Unidos y muchos más. Los jóvenes de aquélla época cantan y bailan al ritmo de los Beatles, los Rolling Stones, Jimmy Hendrix y su guitarra mágica, Janis Joplin, The Doors, entre muchos otros más.
En nuestro país, la revuelta de Tlatelolco, con el asesinato masivo de jóvenes protestantes en 1968, dejó una huella imborrable en la juventud, que no por esa razón tan de peso, dejan de disfrutar de la música de rock en español con Alex Lora, Benny Ibarra, la Revolución de Emiliano Zapata, los Dugs Dugs, Carlos Santana y otros. Es decir, México no queda a la zaga de estos acontecimientos musicales.
En nuestro puerto, jóvenes pertenecientes a la familia Hernández Uribe, con inquietudes y sobre todo con un enorme talento musical, inician con muchas carencias, pero con gran entusiasmo su trayectoria dentro de la música, por supuesto que me refiero al grupo Los Apóstoles.
Hacen su debut en 1970 en Guaymas, dirigidos por su líder, fundador y representante José Antonio Hernández Uribe, “El Chunga”, en el requinto, acompañado de sus hermanos Narciso Arturo y Rodolfo, baterista y primera voz y contra requinto de manera respectiva, además de Pablo Hoyos en el bajo y Benny Lostanau en el teclado y coros.
Los Apóstoles se presentan en todo tipo de fiestas y reuniones en locales tanto abiertos como cerrados y muy pronto son reconocidos por la calidad de sus interpretaciones, mismas que los conducen a participar en conciertos de rock locales y estatales.
Continúan su trayectoria y en 1976 participan en el Primer Festival Musical, Luz y Sonido celebrado en Empalme. Allí alternan con los grupos La Tierra, de Cajeme; Soul Faith, de Empalme y La Proyección, de Hermosillo. En éste festival obtienen el primer lugar haciéndose acreedores a la copa Luz y Sonido, misma que conservan como oro molido.
Al año siguiente en el mismo festival, pero ahora efectuado en Guaymas y compitiendo contra grupos como La Tierra, Sacramento, La Marina, entre muchos otros, repiten su triunfo.
En 1978, alternando con el grupo duranguense Dugs Dugs, logran llenar el auditorio Cívico Municipal. Pasado un año, en 1979, entran a los estudios musicales en Guadalajara, Jalisco a grabar su primer sencillo que contiene los temas: “Mi pensamiento es escribir para ti” y “Demuéstrame tu amor”, autor de los mismos José Carlos Hernández Uribe, “El Cacho”.
Aprovechando su estadía en la Perla tapatía se presentan la oportunidad de alternar con artistas de la talla de Marco Antonio Vázquez, Lupita D’alesio, Alberto Vázquez y los hoy desaparecidos Manolo Muñoz y Víctor Iturbe “El Pirulí”, entre otros.
Ya en la década de los ochentas, concretamente en 1983, participan en una gran noche de rock and roll, en el casino de los electricistas, alternando con La Interrogación, grupo originario de Hermosillo, sonora, con enorme éxito entre los asistentes.
Cuarenta y dos años después de iniciada su brillante y exitosa trayectoria musical, siguen conservándose algunos de los miembros originales como los hermanos Hernández Uribe, Narciso Arturo en la batería y primera voz; y José Carlos en el requinto, mientras tanto los nuevos integrantes Pablo Hoyos en el bajo y Benny Lostanau en teclado y coros siguen deleitando con su música a la gente que aún añora la presencia de Los Apóstoles.