Ventura Cota y Borbón III
Apenas iniciado el 2012, para ser precisos, el pasado 4 de enero, surgió un rumor referente a que un grupo de ocho comunicadores de los llamados de modo despectivo, “pequeños”, iban a ejercer su derecho a requerir al Ayuntamiento de Guaymas de un pago que en conjunto se les adeuda por una cifra superior a los trescientos cincuenta mil pesos, según se dijo en aquella ocasión, pero hoy se sabe la cantidad rebasa el millón doscientos mil pesos, y éste, el rumor, se convierte en realidad.
Los demandantes, de acuerdo a quien lidera esta acción, ya se reunieron en un par de ocasiones con el abogado FRANCISCO JAVIER ARAGÓN SALCIDO (por cierto ya ganó una demanda anteriormente a esta administración) en su despacho allá en Hermosillo y el próximo lunes 23 de este mes, concretarán acciones para que una vez afinados detalles y preparada la demanda contra la administración que conduce el munícipe CÉSAR LIZÁRRAGA HERNÁNDEZ, se proceda antes que éste solicite licencia para ausentarse de su cargo e ir en búsqueda de una candidatura a la diputación local del XIV Distrito.
He platicado con el presidente y él, según tengo entendido, planea resolver ése asunto en particular y por supuesto otros más, porque asegura que es su obligación, además y eso lo agrego yo, quiere irse “limpio” a su siguiente aspiración, pretensión que el ingeniero LIZÁRRAGA no ha manifestado abiertamente, mas es un secreto a voces que próximamente emprenderá “vuelo” y dejará la alcaldía en MÓNICA MARÍN MARTINEZ, eso en caso de negociarse la asunción a esa responsabilidad de la aún Síndica Municipal.
A propósito de la señora MARÍN MARTÍNEZ, me comenta una fuente fidedigna, que con respecto a la demanda de los compañeros de los medios, no les conviene porque según afirma, el Ayuntamiento no tiene dinero para cubrir el compromiso. Sin embargo, ella no debe ignorar una vez que el Juez dé su fallo a favor de los demandantes, la procedencia siguiente a falta de liquidez, es el embargo y las dependencias públicas, como en este caso, cuentan con ciertos bienes que la ley permite asegurarles.
Ni modo, el rumor se volvió realidad.
Acápite: CÉSAR LIZÁRRAGA debería ir pensando seriamente en deshacerse de un OBSTÁCULO pernicioso que ronda cercanamente sus oficinas, por supuesto si es que no lo ha hecho. Es un lastre que desde principios de la administración está a su lado y lleva por apelativo LIZZETH ULLOA. Tiempo hay de sobra adelante para hablar de sus múltiples felonías que han ocasionado problemas graves al presidente LIZÁRRAGA. Aún hay tiempo ingeniero.