sábado, 17 de diciembre de 2011

Lulú Larrondo

Por Ventura Cota y Borbón III
Ayer en medio día anduve por la vecina población de Empalme. Fui a atender una cita con el alcalde Francisco Javier Caraveo Rincón –quien por cierto no estaba y me agendaron para el martes 27 de diciembre-, no obstante no fue en vano la ida, ya que tuve oportunidad de sostener una muy amena plática con la secretaria del Ayuntamiento de esa población, la señora Luz María Larrondo Alemán, a quien sus amigos la llaman Lulú. Así la nombraremos.

Aunque no estaba previsto el encuentro, éste fue fortuito y sirvió para conocer mucho sobre el lado humano de la funcionaria, situación que pocas veces muestran quienes se dedican al difícil arte de la política. Nunca había tenido oportunidad de charlar tan tendidamente con ella y me dejó una muy grata impresión. Siempre en los encuentros de carácter oficial, mostrando una amabilidad muy evidente, Lulú se ha portado muy atenta con su servidor, pero, insisto, ayer platicamos como si fuéramos viejos amigos. 

Su oficina se encontraba repleta de cajas con bolsitas de dulces que serían destinadas a una posada a niños de escasos recursos, por ello me invitó al despacho del alcalde.

No pretendiendo tocar temas de política –me caen mal, al parecer a ella también-, sacó su lado humano, vulnerable con defectos y virtudes que como persona pero sobre todo como mujer puede plantear y comentó sobre el reciente accidente de su yerno, quien milagrosamente está vivo, dijo Lulú, sólo Dios pudo hacer que él aún esté con nosotras –su hija e hijos y por supuesto, ella.

Francamente me sorprendió cuando platicó sobre las demandas contra ella de particulares por cuestiones propias de su labor como secretaria del Ayuntamiento. Estoy tan inmiscuida en otros asuntos, sobre todo con el accidente de mi yerno, atención de mis nietos que esas cosas las veo, me preocupan y me ocupan por ser de mi responsabilidad como funcionaria, pero le doy prioridad a asuntos de índole familiar.

Mi fe enorme en Dios ha hecho que me sostenga en esto. Tengo problemas de carácter económico serios pero no me detienen. Creo que pronto Dios me va a dar algo muy grande. Tener salud aunque sea de modo precaria ya es una gran victoria, me comentó Lulú con ese brillo en los ojos que caracterizan la fortaleza de una mujer.

Mi llegada a la administración se dio de manera circunstancial. Estuve apoyando sin ningún compromiso la campaña de Javier –Caraveo-, y llegó la oportunidad de servir a mi gente. Es más, recuerda Lulú, cuando se ganó la presidencia, mi nieto tuvo problemas serios de salud y más que festejo, fue estar atenta a la evolución de la salud del niño.

Fue inevitable cuestionarle sobre sus aspiraciones a futuro dentro de la política, ya que se rumora que una vez oficializada la salida del alcalde Caraveo en marzo, para ir en busca de una diputación local, ella podría sustituirlo, fue mesurada y prudente en su respuesta.

Comentó que si con su trabajo en la Secretaría está cumpliendo y es necesario ir a otra dimensión del Gobierno, con gusto lo acepta, sin embargo es su intención permanecer en el puesto hasta el final de la administración, siempre y cuando el alcalde así lo tenga contemplado. Fuera de eso, dijo la señora Larrondo, no tengo interés en participar en contiendas electorales a corto plazo.

Francamente para mí fue una muy agradable sorpresa haber conversado brevemente con ella, en quien encontré ese lado humano que todos los seres vivos y pensantes tenemos y que por vergüenza, soberbia o qué sé yo no mostramos, en el caso de la señora Luz María Larrondo Alemán, doña Lulú, sin tapujos ni ambigüedades sacó desde muy dentro.

Casualidad o no, pero ese tipo de conversaciones tan humanas sólo han sido posibles con damitas que aun dentro del ejercicio de la política, sus instintos son evidentes. Ya en su momento la Dra. Blanca Camacho, la ex regidora Norma Castro y la actual dirigente del PRI en Guaymas Susana Corella, externaron sus sentimientos y sensibilidades en sendas pláticas, la señora Larrondo no podría ser la excepción.

Políticos con sensibilidad es lo que el pueblo necesita y Lulú Larrondo dio muestras de que se pueden combinar las dualidades de ser funcionario y ser humano a la vez.

Desde este modesto espacio, por que no tuve oportunidad de decirlo, le deseo a usted señora Lulú una muy feliz Navidad y que sus enfermitos pronto alcancen la recuperación de la salud, con el favor de Dios.

¿Diosidencias?