Por Fernando Ramírez Arballo
El pasado diez de mayo fue un día de festejos y celebraciones, hasta el Ing. Gilberto Bermúdez se aventó una amena convivencia en su programa cibernético, “El chacoteo”, las asistentes por supuesto varias mamás de la localidad, no podían contener el gozo de ser reconocidas en su día, y mucho menos la alegría y algarabía que una fiesta provoca.
Mi mamá siempre se ha caracterizado por ser una persona con aspiraciones profesionales, entregada siempre y en todo momento a la docencia, profesión de la cual se jubiló hace un par de años, desde aquí mi reconocimiento para ella y también, a todas aquellas mamás que juegan un papel en la vida laboral y con estoicismo envidiable, cumplen también con las obligaciones del hogar.
El reconocimiento para aquellas madres que sin parir físicamente, han parido hijos a base de enseñanzas, cuidados y sentimientos de amor a quienes por equis motivo, tuvieron la obligación de criar, a esas mamás que por problemas de salud, el embarazo se convierte en un atentado hacia su propia vida, a esas mamás que juegan un doble papel, el de padre y madre y que la sociedad con eufemismo llaman “madres solteras”, a aquellas mamás que además de batallar en la educación de sus hijos, sufren la indiferencia de una sociedad machista. A todas ellas mi respeto y reconocimiento.
A mi mujer quien ha sido la causante de que conozca a mi descendencia, quien me ha llenado de sueños y satisfacciones al ver la sonrisa de mi hijo, quien me hace esforzarme por ser un buen ejemplo a mi ahora familia, a ella, la mujer, mi amiga, mi esposa, la madre de mi hijo, ella, especial como todas las mujeres que habitan este mundo, reciba la bendición de Dios y que la proteja para que próximamente: mi siguiente hijo esté con bien en este mundo, a todas las mamás felicidades hoy y siempre.