Lo que para muchos perredistas e incluso personas ajenas a ese instituto político de izquierda representó en días pasados el repicar constante e inusual de las campanas de La Cat
edral en el Distrito Federal, fue un acto premeditado y provocador sin duda por parte de su "lider" espiritual, el presunto protector de curas pederastas, el cardenal Norberto Rivera Carrera.
edral en el Distrito Federal, fue un acto premeditado y provocador sin duda por parte de su "lider" espiritual, el presunto protector de curas pederastas, el cardenal Norberto Rivera Carrera.Mucho se ha comentado al respecto de que quién tuvo la razón en este lío de proporciones sin mesura, pero obviamente cada cual se defiende y da su punto de vista.
La acción tomada por un "puñado" de hombres y mujeres en la irrupción violenta en el templo cristiano, provocó un leve enfrentamiento entre el equipo de seguridad de la casa de Dios y los "herejes" perredistas.
Inmediatamente el arzobispo primado de México puso el grito en el cielo, condenando tan deprorable y salvaje acción, ordenando el cierre indefinido de las puertas de La catedral Metropolitana, violando una tradición que desde 1929 no ocurría.
Inusualmente, el prelado en mención y como dando palo a quienes lo hostigaron con ese conato violento, bendice de modo público al ex mandatario y cínico personaje Carlos salinas de Gortari, en clara alusión a su poder crerical y mandando mensaje y bofetada a sus detractores.
No cabe duda de que tal y como declaró hace muchos años Carlos Marxs, "...la Iglesia y la religión siguen siendo el opio de los pueblos...", y tal y como lo secundara un sacerdote polaco, cuyo nombre escapa a mi memoria en este momento, la Iglesia seguirá siendo como una prostituta que abre las piernas al mejor postor...
